Siempre he sentido un ligero reparo hacia las cosas que duran más de la cuenta, cosas como el tiempo de espera en una cola de supermercado, una conversación telefónica, los amores de verano que se empeñan en sobrevivir a septiembre, los cuentos largos. Con frecuencia he preferido a aquellos escritores que afilaban sus historias hasta dejarlas en el puro hueso y he arrinconado libros que podrían haberse acabado tres o diez páginas antes, si el autor o autora de turno hubiera reunido el valor necesario para hacerlo, en lugar de dejarse arrastrar por el engañoso juego de seguir contando lo que ya no es preciso.
Hoy, en cambio, he encontrado un libro construido con cuentos largos, tan densos que casi eran novelas. Se han venido a pasar la noche conmigo. Una noche de pupilas incandescentes, de fiebre boreal, una noche islandesa como aquella que soñaba Agatha, la protagonista inolvidable del último relato de Juan Gabriel Vásquez. Hoy querría no haber devorado con tanta fruición Los amantes de Todos los Santos, que el insignificante ilusionista de La soledad del mago se hubiera sacado del bolsillo unas cuantas historias más para poder seguir leyendo. En los cuentos de Vásquez la soledad es un fantasma que comparte el lecho de los protagonistas, una esencia embotellada que flota entre las cuatros paredes del piso de esa viuda que teme a los camioneros, que impregna la alcoba de la veterinaria que no soporta presenciar la muerte de un caballo y la cama de matrimonio de una mujer embarazada que espera tendida de costado la llegada de su amante. La soledad es la vida de la que decide huir durante una jornada de caza el hombre con sombra de buitre, enamorado de la mujer de su mejor amigo, volándose los sesos en compañía de su viejo perro. La soledad para Agatha no es quedarse dormida en la bañera hasta que su sangre tiñe el agua de rojo. Estar sola es más bien volver a una casa en sombras y encontrar allí el armario de madera del bisabuelo diácono, como un confesionario vacío, como una caja de madera que contiene el cadáver incorrupto de un Dios temible. La compañía, el amor, las noches compartidas, son simulacros, soledades que van dejando en la almohada restos de su maquillaje. Por eso, al leer estas historias, resulta inevitable ponerse del lado de los que cuando amanece deciden perder, y no de aquellos otros que aceptan la farsa. Resulta imposible no admirar a los que no quieren estar más tiempo solos; no entender que, a pesar de que otros les sobreviven y emprenden rumbo al sur o se resignan a convivir con sus muertos, son personajes como Xavier o Agatha los únicos que en realidad logran salvarse.
Título: Los amantes de Todos los Santos |
Autor: Juan Gabriel Vázquez |
Editorial: Alfaguara |
Páginas: 224 |
Fecha de publicación: 26/3/2008 |
Género: Relatos |
Precio: 17.00 € |
ISBN: 978-84-204-7356-7|
EAN: 9788420473567|
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